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Vivir viajando: Pensamientos de 7 años en movimiento

  • Foto del escritor: Leslie Smith
    Leslie Smith
  • 14 dic 2024
  • 11 Min. de lectura

Cumplí 7 años de viaje y se me ocurrió escribir algo más personal.

Ahora mismo estoy viviendo en Marruecos y, aunque trato de usar el tiempo pensando lo menos posible (gracias, ansiedad), me veo dos películas al día, salgo a correr, veo videos de viajes, pienso en alguna guía práctica para este blog, intento practicar un poco de danza, y trato de no sobrepensar. Me queda un par de meses más aquí, así que no tiene mucho sentido pensar ahora en lo que haré después.

Así que hoy, en lugar de viajar al futuro y estresarme, me fui al pasado. Hice una especie de resumen de qué ha pasado todo este tiempo, qué me ha cambiado esto de andar de un lado para otro, qué consejo daría y ME daría para disfrutar más. También pensé escribir cómo ha sido viajar con un pasaporte chileno, cómo ha sido el tema de las visas, y qué me permite seguir en esto sin tener un trabajo online (o ser nómada digital) ni ser millonaria (todavía).


Cómo seguir viajando: Visas, pasaportes, voluntariados...

Hay muchas maneras de viajar, pero si no tienes pasaporte europeo o alguno que te permita viajar más tranqui y trabajar, una de las opciones es la Working Holiday. Son acuerdos de trabajo y vacaciones entre países. Chile y varios países de Latinoamérica tienen esos acuerdos con lugares como Alemania, Noruega, Dinamarca, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Hungría, Luxemburgo, entre otros. Estos acuerdos te permiten trabajar “en blanco” y conocer a mucha gente que está en la misma situación. Lo único malo es que suelen durar entre uno o dos años, y tienen requisitos de edad, estudios y demostración de fondos. Además, los requisitos cambian todos los años, así que te toca buscar esa información en páginas oficiales y blogs que se dedican a resumirla (yo no respondo esas weas).

Después de hacer 4 años de Working Holidays (2 en Australia, uno con la de Dinamarca y otro con la de Alemania), me empezó a dar paja (pereza) aplicar o hacer todos esos trámites. Además, descubrí que podía trabajar en otros países como Egipto, India, Emiratos Árabes y Marruecos, donde los managers se ocupaban de todo lo del estrés y los permisos de trabajo. Además, el control policial en el aeropuerto o las preguntas al entrar y salir de esos países eran mucho más relajadas que en Europa o Australia, probablemente porque a menos gente le interesa ir a trabajar ahí. Así que estos últimos 3 años he estado haciendo una especie de mezcla de visas: pasar de 3 a 6 meses en diferentes lugares.

En general, las visas de turista son de 90 días, así que después de esos 90 días toca salir y pensar otra vez qué hacer. En algunos lugares, como Emiratos, es tan simple como cruzar al país de al lado, timbrar el pasaporte y volver por 90 días más. En otros, como en la mayoría de Europa, tienes que salir 90 días y recién después puedes regresar. Así que mi cabeza empezó a hacer planes de 90 en 90 días, y dejé de proyectarme mucho más allá de eso.


Entonces, si tu plan es viajar y seguir así, te va a tocar aprender e investigar sobre visas. Lo bueno de esto es que en el camino te encontrarás con muchos viajeros en la misma situación, y que te contarán cómo lo han hecho o cuál es su plan.

Además, si decides comprometerte o establecerte en algún lugar, probablemente encuentres la manera de hacerlo: con una visa sponsor, voluntariados, casándote, haciendo voluntariados, o buscando los papeles de algún abuelo europeo perdido por ahí. Alguna opción siempre aparece; la clave es comprometerse a hacerlo e informarse bien.

¿Dónde me veo en 5 años? Uff, me alcanza para un montón de períodos de 90 días, pero después llega la ansiedad. ¿De verdad quiero seguir de 90 en 90 días por 5 años más? ¿Me gustaría establecerme en algún lugar? ¿Es necesario hacerlo? Y si me pongo a pensar mucho en eso, ya sabes, me estreso. Pensar a largo plazo implica compromiso o tomar decisiones, y todavía no sé si estoy lista para eso.


Cómo mantenerse viajando: Trabajos formales o casuales, trabajos remotos, voluntariados, renta...

Yo tomé el camino "old school", que es trabajar en lo que venga. Cuando llegué a Australia, tuve la suerte de hacer dos cosas que me gustan: bailar y preparar café. Pero en Dinamarca me "tocó" trabajar en muchas más cosas: lavando platos, limpiando casas, haciendo hamburguesas, dando clases de baile, más café... un poco de todo.

La mayoría de mis amigos profesionales hizo lo mismo. Otros, poco a poco, fueron aplicando sus carreras, aprendiendo el idioma y buscando algo más relacionado con lo que realmente querían hacer. Conocí a pocos nómadas digitales; ellos trabajaban creando contenido para hoteles o en lo mismo que hacían en sus oficinas, pero con la flexibilidad de hacerlo viajando.

Voluntariados:En este tema no tengo mucha experiencia porque, personalmente, no me llama la idea de "trabajar por acomodación". Creo que, aunque sea poco trabajo, debería haber algún pago de por medio. Sin embargo, muchos amigos lo han hecho y tuvieron experiencias muy buenas: aprendieron mucho, conocieron gente y estuvieron en lugares hermosos.

El concepto de Workaway, Worldpackers u otras plataformas similares es trabajar un máximo de 4 horas diarias a cambio de alojamiento e intercambio cultural. En muchos lugares, el trato es justo y el intercambio funciona bien, pero también hay sitios que se aprovechan de los voluntarios para no contratar personal fijo, como en muchos hostels. Te hacen trabajar bastante, el alojamiento es malo y de intercambio cultural o aprendizaje, nada. Mi recomendación aquí es leer experiencias de otros viajeros y elegir voluntariados que tengan buenas referencias.

En resumen: Para vivir viajando, si no somos millonarios, no podemos vivir de rentas (si tienes una casa que alquilas) o si aún no encontramos a alguien que nos quiera mantener... nos toca trabajar.


La Parte Emocional de Vivir Viajando

Acá me pongo sentimental y va para largo. Elegí vivir así, y estos 7 años no los cambiaría por nada. Pero muchas veces se romantiza el hecho de estar de país en país, en lugares hermosos, y no se habla tanto del desapego que requiere, del sentimiento de no pertenencia, las despedidas, los reencuentros, los trámites, la convivencia, el choque cultural, la soledad y, por momentos, la ansiedad.

Me muevo entre la adicción a lo nuevo, esa adrenalina de volver a empezar: conocer gente y culturas nuevas, trabajos nuevos, miedo a la rutina o sentir que se me pasan los días haciendo lo mismo. Y, por otro lado las ganas de estar cómoda y establecerme (un poco) en un lugar, tener una mascota, mis sábanas, almohadas, decorar una habitación pensando que la voy a mantener mas de 6 meses, plantas, vivir con gente que yo decido,no despedirme por un tiempo. Ese anhelo de estabilidad me agarra cada tanto, pero quizas me acostumbré a que mi rutina es volver a empezar y siento que no sé quedarme quieta.


Choques culturales, convivencia, desapego, despedidas y reencuentros

Los choques culturales son inevitables cuando te mudas a otro continente. A veces ni los planeamos y te afectan emocionalmente de una forma inesperada.

El idioma

Vas a un lugar donde no hablan tu idioma, y tendrás que trabajar en otro idioma, probablemente rodeado de personas que tampoco son nativas. Cuando me fui a Australia, decidí no juntarme con chilenos para hablar solo inglés y mejorar. Sorpresa, al mes ya estaba en el grupo "Chilenos en Sídney" porque necesitaba hablar mi español chileno y darle un respiro a mi cabeza del inglés australiano. Vivía en una casa muy internacional y en mi trabajo había gente de Italia, Nepal, Alemania, Corea y Argentina. Llegaba a casa con dolor de cabeza de tanto pensar en inglés.

Trabajar y vivir con gente de otras culturas

Tu primera casa seguramente la compartas con gente random. En mi primer departamento vivía con una holandesa, una finlandesa, una colombiana, una japonesa, un italiano y un francés. No los conocía, y me tocó aprender a tolerar y adaptarme, desde el orden hasta las personalidades de cada uno. Ya no vivía con mis hermanas a quienes podía gritarles si algo no me gustaba.

Cuando llegué a Australia o Dinamarca, muchas cosas me parecieron súper "open mind" comparadas con Chile: la gente nadando sin ropa en cualquier playa, que nadie opine sobre el cuerpo del otro, personas de todas las edades en las fiestas, la participación de los hombres en la crianza, etc. Pero cuando viajé a países musulmanes o a India, el choque fue en dirección contraria. Bailé en matrimonios arreglados, tuve que vestirme súper tapada para no desentonar en Egipto y, en ocasiones, me sentí acosada.

El desafío es adaptarte sin perder tu esencia. No tienes que aceptar todo lo que ves, pero sí encontrar un balance. Si vives con un vegetariano, no significa que debas serlo, pero pueden tener sartenes diferentes. Si compartes espacio con alguien de otra religión, lo respetas, pero no significa que debas adoptar su estilo de vida.

Las maletas

Viajar con lo menos posible se vuelve un mantra. Las maletas son un peso, tanto en los pasajes como en la espalda. Dejar cosas en un lugar y comprar otras en el próximo es parte del ciclo. En mi caso, no fue difícil porque cuando me fui de Chile no tenía auto, ni casa propia, ni posesiones valiosas. Lo único realmente importante para mí son mis trajes de danza, que pesan más de 35 kilos. El resto es ropa sin valor sentimental, mis patines y una sartén. Si no bailara, podría viajar con menos. Cada vez que me cambio de casa, dejo algunas cosas atrás y compro otras.

Antes de comprar algo, siempre pienso: "¿Me lo voy a poder llevar a donde voy después?". No es por no querer gastar, porque viajo mucho, pero prefiero invertir en experiencias y no en objetos.

El no "tener"

Parecido a lo de las maletas, pero quizas más emocional. El concepto de "tener" se transforma cuando viajas. Ya no hablas de "mi casa" o "mi habitación". Se convierte en habitar, ocupar, aprovechar, disfrutar. Esta es la realidad de la vida en general, pero al viajar lo notas mucho más ya que los espacios (habitación, casa, barrio, país...) no son "tuyos" sino que son prestados. Ahora uso menos el adjetivo posesivo que cuando estaba en MI país, ahora es "vamos a LA casa", tengo muchas menos cosas mías y muchas más las aprovecho y las habito pero son así, de paso.

Despedidas

A esto uno se va acostumbrando y no quiere decir que de menos pena o que no tengamos sentimientos. En mi caso me acostumbré a que la gente que quiero mantener en mi vida voy a encontrar la forma de seguir viendola, hablando y formando parte de sus viajes. Hay amigos con los que no me hablo en un tiempo largo y cuando los veo es como que nunca nos hubiesemos dejado de ver. Formé relaciones super fuertes en periodos muy cortos y los pude mantener, por eso ahora me despido con menos pena, ya se que no es para siempre.

Pérdida de identidad

No es que deje de sentirme chilena, pero ya no me veo viviendo en Chile. Tampoco hablo ni actúo como lo hacía antes de irme. Es como ser una constante visita en cualquier lugar. Copenhague, Emiratos, Sídney… esos lugares ahora me resultan familiares, como un paseo por un barrio conocido. No siento que pertenezca a ellos, pero los considero parte de mí.

"Extrañitis"

Me da sobre todo cuando estoy enferma. Basta un resfrío para que quiera estar con mi mamá. Si bien no soy TAN de extrañar y tengo amigos que viajan todos los años a ver a sus familias y amigos de sus países, no quiere decir que no me pase. Extraño a mis papás, mis hermanos, cuñada, sobrina, perros, gatos, amigos, la palta y el pan de Chile y muchas cosas más. Creo que al principio se me hace más difícil y por eso no quiero viajar muy seguido a Chile(evitando).

Independencia

El viaje me ha enseñado a ser independiente en todo sentido. En Australia, fue la primera vez en 25 años que tuve que resolverlo todo sola. Aunque recibía apoyo virtual de amigos y familia, me di cuenta de que era capaz de hacerlo por mí misma. Despúes hice un par de viajes que no quise hablar con nadie y me dedique a caminar, recorrer, comer y hacer todo sola. Quería estar conmigo y lo disfruté, ahí me di cuenta que me gusta y me es necesario tener esos momentos de no hacer vida social ni necesitar compartir lo que estaba pasando con alguien.

El clima

El clima me afecta emocionalmente. Vivir inviernos largos en Dinamarca o los veranos extremos de Emiratos me hizo descartar esos lugares en ciertas épocas. La depresión estacional es real, y hay que saber prevenirla.

Las relaciones

Viajar y mantener relaciones amorosas no es fácil, ni solo ni en pareja. Las metas de viaje suelen cambiar, y coordinar esos cambios con alguien más puede ser complicado. Las relaciones en este estilo de vida requieren flexibilidad y paciencia.

En mi caso me fui sola, pero tengo muchos amigos que se fueron en pareja y a lo largo del viaje querían cosas distintas. Vamos cambiando muy rápido, nos queremos quedar en un lugar o ir a otro y coordinar con las metas de otra persona no es fácil. Pero bueno, las relaciones no son fáciles ni en rutina ni viajando así que a aprovechar el amor cuando lo hay.


Bueno eso son un par de cosas que creo que pasan o sentimos viajando (o en la vida en general). No solo implica el descubrimiento de nuevos lugares, sino de uno mismo. Al menos yo me he puesto más sensible, he aprendido a "sentir" esas emociones y aunque suene jipi a vivirlas de otra forma. Ese desapego material y el emocional , me ha permitido disfrutar mas lo qye tengo sin aferrarme tanto a lo transitorio, me es más fácil querer, disfrutar, gente, lugares, etapas, quererme a mi y a lo que estoy viviendo. Esto no se si es por el viaje o por el mismo cambio entre los 25 y 32 años, pero ahora estoy más feliz y me siento más libre. Quizas viajando o no ese proceso que invita a soltar, a ser más consciente de nuestras emociones y a fluir con la vida se va dando.


Consejos si quieres vivir viajando (y que me hicieron sentido)

  1. Viaja (lógico), no esperes el momento perfecto porque nunca llegará. Es más fácil de lo que uno imagina una vez que tomas el primer paso.

  2. Ten ahorros mínimos. Siempre es bueno tener algo guardado para salir de un lugar si no te gusta (sea país, trabajo, relaciones, casa, etc.). Tener esa seguridad económica como "salida de emergencia" te ayuda a vivir el viaje con más calma. Tener ahorros, a mi me ha ayudado a poner límites tanto laborales como personales. No me gusta donde estoy, ¿no estoy feliz?, me PUEDO ir.

  3. No te aferres a los planes sólo porque los planeaste. Si ya no los quieres hacer, puedes cambiarlos. Aunque parezca obvio, a veces sentimos que debemos seguir lo planeado o lo dicho, cuando en realidad podemos adaptarnos.

  4. Rodéate de gente que te inspire, que te quiera y te haga bien. El apoyo emocional y la energía de las personas correctas es invaluable, especialmente cuando estás lejos de casa.

  5. Pregunta si no sabes algo. Si necesitas ayuda, búscala. No tienes que hacerlo todo por tu cuenta. Hay mucha gente que ya pasó por lo que estás pasando, grupos de viajes, whatsapps de destinos, blogs, etc.

  6. Paciencia. Que no cunda el pánico si las cosas no salen como esperabas. En general se van arreglando a veces hay que dar un paso atrás y ver con calma el cómo.

  7. Cuidado con las expectativas. A veces lo que imaginamos es diferente a la realidad, y está bien.

  8. Identifica lo que te gusta hacer y piensa en tus habilidades. Encuentra maneras de ganar dinero con eso o, al menos, desarrollarlas.

  9. Confía en tu intuición. En el camino, escuchar tus corazonadas te puede guiar a las mejores decisiones.

  10. Mantén algunas rutinas. En medio de los cambios constantes, tener un par de cosas fijas que te den estabilidad es esencial. Puede ser algo tan simple como una rutina de ejercicio, meditación o escribir un diario.


Cómo vivo viajando: El resumen del resumen de 7 años

2017: Octubre Australia working holiday primer año

2018: Australia working holiday y primer viaje largo: Italia, Egipto, Grecia, España, Marruecos, Portugal y Francia.  Vuelta a Australia

2019: Working holiday Australia año 2 (extensión): Trabajar en Autralia (Barista y Belly Dancer), Viaje a Isla Mauricio, segundo viaje largo: Italia, Grecia, Turquía, Egipto, Rusia, Uzbekistan, Austria, Republica Checa , Francia.  Visa WH australia terminó en octubre y me fui a Filipinas, Malasia e Indonesia. en Diciembre viaje a Copenhague a sacar la WH.

2020: Working holiday Dinamarca acá con COVID y todo se pudo viajar a Hungría, Noruega, Suecia, Malta y en diciembre me fui a trabajar en Egipto.

2021: Trabajar en Egipto hasta junio, visa turista Dinamarca, vacaciones Holanda, Chipre, España y Working holiday alemania (nunca fui a alemania pero con esa vida me quedé en Dinamarca y Europa) trabajar en Emiratos Árabes Unidos (UAE) 90 días

2022: Vacaciones Turquía, Italia, Inglaterra. Vuelta a Copenhague (visa turista), Trabajo Emiratos Árabes  y vuelta en Crucero desde España a Brasil para volver a Chile (despúes de 6 años)

2023: 4 meses en Chile (volver a casa después de 6 años), Argentina y Bolivia. Trabajar en India 6 meses con visa Bussines, vacaciones India y Sri lanka, trabajar Emiratos Árabes 

2024: UAE trabajo hasta julio. Vacaciones Francia, Italia, Dinamarca (un poquito de trabajo), China, Tailandia, Noruega, Hungria. Trabajar en Agadir Marruecos (hoy)






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1件のコメント


Jesús Cruz
2024年12月18日

Interesante experiencia todos los éxitos, cuando vengas a Cracovia, Polonia me avisas y sigue viajando y experimentando con persosnas y sus culturas.

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